EL TOUR DE TRUMP
Ahora que está tan en boga el nombre de Donald Trump, el nuevo presidente de los EEUU, no podemos dejar pasar la oportunidad de contar una de sus muchas excentricidades. En este caso, como no podría ser de otra manera, centrada en el deporte.
De todos es sabido que el Tour de Francia pasa por ser la carrera ciclista más famosa y prestigiosa del mundo. Pues bien, en 1987 a un grupo de periodistas deportivos norteamericanos se les ocurrió hacer una carrera ciclista en EEUU que compitiese con la roda gala. Las competiciones ciclistas allí por entonces se reducían a modestas pruebas en la costa oeste sobre todo.
En su búsqueda de patrocinios se centraron en la ciudad de Atlantic City, donde había varios casinos que podrían financiarla. Trump, como propietario de tres de los más importantes, se ofreció como patrocinador principal de la prueba. La idea sorprendió a propios y a extraños pues Trump ni era aficionado al ciclismo, ni tampoco al deporte en general. "Siempre estoy haciendo inversiones y creo que este evento puede ser enorme en el futuro, incluso más grande que el Tour" argumentaba justificando su postura.
Una vez puesta en marcha la idea, tan sólo faltaba ponerle nombre a la criatura. Lo que en principio iba a ser el Tour de Jersey, acabó denominándose Tour de Trump. "Podríamos llamarlo de otra manera pero tendría menos éxito (...). Creo que va a ser tan importante como el Tour de Francia" decía convencido un Trump que inicialmente no se mostraba convencido de que la carrera llevase su nombre. Además, el proyecto contó con el visto bueno del por entonces estandarte del ciclismo estadounidense, Greg Lemond. El tres veces ganador del Tour le auguró "un enorme impacto" y "un gran futuro a largo plazo".
En 1989, tuvo lugar la primera edición que contó con varios equipos que renunciaron entonces a participar en la Vuelta a España (una de las tres grandes junto con el Tour de Francia y el Giro de Italia), que se corría en la misma época. Contó con primeras espadas como los equipos PDM, Panasonic, 7Eleven, Lotto... o los corredores Greg Lemond, Andrew Hampsten, Raúl Alcalá, Ekimov o Lauritzen.
Para la segunda y última edición de 1990, Trump ya empezó a tomar partida de la organización, llevando la carrera hasta estados en donde tenía intereses financieros. Los premios y los participantes seguían creciendo y sólo el Tour de Francia los superaba. Sin embargo, en 1991 Trump se declara en bancarrota, renuncia al patrocinio y la carrera pasa a conocerse, hasta su desaparición en 1996, como Tour Dupont.
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